El pensamiento de la humanidad evoluciona con los siglos, como lo hace la mentalidad personal. El pensamiento no es solo producto de los individuos; también cada grupo humano tiene su historia y modo de pensar particular
“…las filosofías son su propia época expresada en pensamiento; pertenecen a su época y se hallan prisioneras de sus limitaciones: el individuo es hijo de su pueblo, de su mundo, y por mucho que quiera estirarse, jamás podrá salirse verdaderamente de su tiempo, como no puede salirse de su piel”
(Hegel, lecciones de historia de la filosofía, I, 17-18)
Los filósofos, autores y corrientes filosóficas no son fósiles intelectuales, ni reliquias del pasado: sus ideas son parte viva del pensamiento y patrimonio intelectual de la humanidad, constituyendo nuestra “segunda naturaleza”, nuestro “nicho ideológico” en sentido amplio. Las raíces de nuestro pensamiento se hunden hasta el siglo VI a.c.
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